Romanos 6:14
«Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.»
Introducción:
En el cristianismo, existe una tensión entre la ley y la gracia. La ley fue dada a los seres humanos para mostrarles lo que es correcto ante los ojos de Dios, pero también revela la imposibilidad de cumplirla perfectamente. La gracia, por otro lado, es el favor inmerecido de Dios que nos da la capacidad de ser perdonados y restaurados a través de Jesucristo. Este sermón busca entender cómo la ley y la gracia se conectan y cómo ambas juegan un papel crucial en el plan redentor de Dios.
1. La Ley: Revelación de la Voluntad de Dios
Romanos 7:7:
«¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley.»
La ley de Dios nos revela lo que está bien y lo que está mal, mostrando la perfección de Su carácter.
Éxodo 20:1-17:
Los Diez Mandamientos fueron dados para que el pueblo de Israel pudiera vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, y aún hoy, la ley nos guía hacia una vida justa y santa.
Romanos 3:20:
«Ya que por las obras de la ley ninguno será justificado delante de Él, porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.»
La ley no tiene el poder de salvarnos, sino que nos muestra nuestra necesidad de un Salvador.
Reflexiona sobre cómo la ley de Dios te ha mostrado tu necesidad de Su gracia y cómo te ha llevado a reconocer tu pecado.
2. La Gracia: El Regalo Inmerecido de Salvación
Efesios 2:8-9:
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.»
La gracia es el regalo inmerecido de Dios para nuestra salvación. No podemos ganar la salvación por nuestras obras, sino que es un don recibido por fe en Jesucristo.
Romanos 5:20-21:
«Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia.»
A pesar de que la ley muestra nuestro pecado, la gracia de Dios es aún más grande, y Su perdón es mayor que cualquier pecado.
Tito 2:11:
«Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres.»
La gracia está disponible para todos, sin importar el pasado o las transgresiones.
Agradece a Dios por Su gracia y reconoce que es por medio de ella que somos perdonados y reconciliados con Él.
3. La Relación entre la Ley y la Gracia
1. La Ley nos Lleva a la Gracia:
Gálatas 3:24: «De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.»
La ley no puede salvarnos, pero nos señala a Cristo, quien cumplió la ley perfectamente y ofreció Su vida para salvarnos por gracia.
2. La Gracia Cumple la Ley:
Mateo 5:17: «No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.»
Jesús cumplió perfectamente la ley en nuestra representación. Él vivió una vida sin pecado, y Su sacrificio en la cruz satisface la justicia de la ley.
3. La Gracia nos Capacita para Vivir Según la Ley de Dios:
Romanos 8:4: «Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.»
La gracia de Dios nos da el poder a través del Espíritu Santo para vivir de acuerdo con los principios de la ley, no por nuestra propia fuerza, sino por el poder de Dios.
Busca vivir una vida que honre a Dios, no tratando de cumplir la ley por tus propios esfuerzos, sino confiando en la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo para vivir de acuerdo con Su voluntad.
4. El Propósito de la Ley y la Gracia en la Vida del Creyente
1. La Ley nos Muestra el Pecado, la Gracia nos da la Salvación:
Romanos 3:20:
La ley revela nuestro pecado y nos lleva a Cristo para obtener la salvación por medio de la gracia.
2. La Ley como Guía, la Gracia como Poder para Vivir:
Tito 2:12: «Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente.»
La gracia no solo nos salva, sino que nos enseña a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. La ley nos da la dirección, pero es la gracia de Dios la que nos da la capacidad de vivir en santidad.
Vive agradecido por la gracia de Dios, sabiendo que, aunque la ley es buena y justa, es por la gracia de Cristo que puedes cumplir con los estándares de Dios y vivir una vida transformada.
5. La Gracia no Abolió la Ley, sino que la Cumplió
Romanos 6:14:
«Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.»
Vivir bajo la gracia no significa vivir sin normas o reglas, sino vivir bajo el poder transformador de la gracia que nos capacita para vivir de acuerdo con la ley de Dios.
Romanos 3:31:
«¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera; antes confirmamos la ley.»
La gracia no anula la ley, sino que la confirma al darnos la capacidad de cumplirla por medio del Espíritu Santo.
Reconoce que la gracia de Dios te da la libertad no para vivir en pecado, sino para vivir de acuerdo con Su voluntad, confirmando Su ley a través de tu vida transformada.
Conclusión:
La ley y la gracia son dos aspectos fundamentales del plan de salvación de Dios. La ley nos muestra nuestra necesidad de un Salvador, mientras que la gracia de Dios nos ofrece la salvación y el poder para vivir de acuerdo con Su voluntad. No podemos vivir bajo la ley sin caer en la condena, pero tampoco debemos ignorarla, ya que es en Cristo, quien cumplió la ley por nosotros, que encontramos verdadera libertad.
Moraleja:
«La ley nos guía, la gracia nos salva, y ambas trabajan juntas para llevarnos a una vida transformada en Cristo.»