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Sermón: «Firmes y Fructíferos»

 Jeremías 17:7-8

«Bendito el hombre que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.»

En la Biblia, la naturaleza, y en especial los árboles, se usan para enseñarnos verdades espirituales profundas. Un bosque es un lugar de vida, conexión y fortaleza. De la misma manera, Dios nos compara con árboles plantados en Su bosque espiritual, llamados a echar raíces profundas, soportar los vientos de la vida y dar fruto abundante.

Hoy veremos tres características de un árbol en el bosque de Dios: raíces profundas, fortaleza ante las pruebas y fructificación para Su gloria.

I. Echar Raíces Profundas en Dios

 Salmos 1:2-3

«Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.»

Para crecer y mantenerse firmes, los árboles necesitan raíces profundas. Así también, nosotros debemos:

Estar enraizados en la Palabra: 

Como el salmista, debemos meditar en la Palabra de Dios diariamente.

Buscar agua viva:

Juan 7:38 nos recuerda que quien cree en Jesús tendrá ríos de agua viva fluyendo en su interior.

Confiar en Dios:

 Jeremías 17:7-8 nos asegura que los que confían en el Señor nunca serán movidos.

Sin raíces profundas en Dios, seremos vulnerables a las tormentas de la vida.

II. Resistir las Pruebas y las Tormentas

 Mateo 7:24-25

«Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.»

Un árbol en el bosque enfrenta tormentas, sequías y adversidades, pero si está bien arraigado, permanece firme. Así también nosotros:

Soportamos las pruebas con fe:

 Santiago 1:2-4 dice que las pruebas producen paciencia y perfección.

Nos fortalecemos en el Espíritu Santo:

Efesios 6:10 nos llama a fortalecernos en el Señor y en el poder de Su fuerza.

Nos mantenemos unidos al cuerpo de Cristo:

 Hebreos 10:25 nos exhorta a no dejar de congregarnos, porque en comunidad encontramos apoyo.

Dios nos da la fortaleza para resistir cualquier adversidad si estamos plantados en Él.

III. Dar Fruto en Su Tiempo

Juan 15:5

«Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.»

Un árbol no solo existe para sí mismo; está diseñado para dar fruto. En el bosque de Dios, también somos llamados a:

Producir el fruto del Espíritu:

Gálatas 5:22-23 describe los frutos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio.

Ser de bendición para otros:

 Proverbios 11:30 dice que el fruto del justo es árbol de vida.

Multiplicar discípulos:

Mateo 28:19-20 nos llama a hacer discípulos, llevando fruto eterno.

Un árbol fructífero en el bosque de Dios glorifica al Creador y bendice a otros.

Aplicación Práctica

A). Profundiza tus raíces:

Dedica tiempo diario a la oración, la Palabra y la comunión con Dios.

B). Confía en medio de las tormentas:

Recuerda que Dios está contigo, fortaleciéndote y guiándote en cada prueba.

C). Da fruto: 

Busca maneras prácticas de servir a otros, reflejando el amor de Cristo y compartiendo Su mensaje.

Conclusión

Dios nos llama a ser como árboles plantados en Su bosque, firmes, llenos de vida y fructíferos para Su gloria. Si permanecemos arraigados en Él, nada podrá movernos, y seremos testigos de Su obra maravillosa en nuestras vidas.

Llamado Final:

¿Estás listo para ser un árbol en el bosque de Dios? Si sientes que tus raíces no están profundas o que te falta fortaleza para enfrentar las pruebas, hoy es el día para rendirte completamente a Él.

Oración:

«Señor, hazme como un árbol en Tu bosque. Ayúdame a echar raíces profundas en Tu Palabra, a resistir las pruebas con fe y a dar fruto para Tu gloria. Confío en que Tú eres quien me sostiene y me guía. Amén.»