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Mantén La calma

Mantén la Calma
En el libro de Filipenses 4:6-7, el apóstol Pablo nos exhorta diciendo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

Vivimos en un mundo que parece girar cada vez más rápido, lleno de incertidumbres, pruebas y dificultades. El estrés y la ansiedad a menudo tocan a nuestras puertas, intentando perturbar la paz que Cristo nos ha dado. Pero, ¿cómo podemos mantener la calma en medio de las tormentas de la vida?

Primero, confía en el Señor
Proverbios 3:5-6 nos enseña: “Confía en el Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.” En momentos de inquietud, nuestra primera acción debe ser entregarle nuestras preocupaciones al Señor, confiando plenamente en Su voluntad y en Su capacidad para llevarnos a través de cualquier situación.

Segundo, busca la paz de Dios.
Jesús mismo nos dijo en Juan 14:27: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” La paz que viene de Cristo es diferente de cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer. Es una paz que permanece incluso cuando las circunstancias externas son tumultuosas, una paz que calma nuestras almas porque sabemos que Él está en control.

Tercero, recuerda que no estás solo.
En Mateo 28:20, Jesús nos asegura: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” No importa la intensidad de la tormenta, Cristo está con nosotros. Su presencia es una constante fuente de consuelo y fortaleza, recordándonos que, pase lo que pase, no tenemos que enfrentarlo solos.

Por último, cultiva un espíritu de gratitud
Aun en las pruebas, podemos encontrar razones para agradecer. La gratitud nos centra, nos ayuda a ver la mano de Dios en todas las circunstancias y nos recuerda las muchas bendiciones que aún tenemos en nuestras vidas.

Amados, mantener la calma no significa negar los problemas o pretender que todo está bien cuando no lo está. Significa enfrentar las tormentas con fe, sabiendo que nuestro Dios es más grande que cualquier desafío, confiando en Su plan, y descansando en la paz que solo Él puede dar.

La presencia constante de Dios
No te dejaré ni te desampararé.» (Josué 1:5). Esta promesa nos recuerda que Dios está siempre con nosotros, en cada momento, ofreciéndonos su apoyo incondicional.

El poder de Dios sobre todas las cosas
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.» (Apocalipsis 22:13). La omnipotencia de Dios nos asegura que nada es demasiado difícil para Él; puede intervenir y cambiar cualquier situación por difícil que parezca.

El amor inagotable de Dios
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» (Juan 3:16). El amor de Dios es la base de nuestra confianza; sabiendo que nos ama profundamente, podemos estar seguros de que quiere lo mejor para nosotros.

La paz que Dios ofrece
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.» (Juan 14:27). A través de la fe en Dios, podemos experimentar una paz profunda que trasciende las circunstancias externas, una paz que el mundo no puede dar.

Las promesas de Dios para el futuro
Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.» (Apocalipsis 21:4). Dios nos ha prometido un futuro glorioso, libre de dolor y sufrimiento. Esta esperanza eterna nos da la fuerza para enfrentar las pruebas del presente con calma y confianza.